EL HOYO: "donde me enterraré después de ver esto"

Empezaré proponiendo una nueva categoría para los premios de cine, a "la película más desagradable de todos los tiempos", en la que, sin lugar a dudas, El Hoyo recibiría el galardón de honor. He de reconocer que la crítica que se hace de la sociedad de clases es muy buena, logra plasmar a la perfección la poca humanidad de "los de arriba" - que comen sin pensar en aquellos que van después - y la desesperación de "los de abajo" - que buscan sobrevivir.
Podemos entender el film como surrealista, por todos los elementos sin sentido que encontramos, como el hecho de que Goreng, el protagonista, decida entrar en "el hoyo" voluntariamente y que el objeto que decida introducir en una "cárcel" sea un libro, también que la plataforma que transporta la comida suba y baje levitando o las conversaciones entre los personajes. Aunque, estas situaciones podrían no ser absurdas, sino reflejar la locura que ha inundado a Goreng, como le ocurre al protagonista del libro que ha decido llevar: El Quijote
Puede que el horror y la repulsión que nos hace sentir cada una de las escenas que suceden en "el hoyo" quiera trasladarnos a aquello que deberíamos sentir por todo lo que ocurre a nuestro alrededor y ante lo que nos mostramos indiferentes: las injusticias del mundo. Y ese mundo, nuestro mundo, podría ser un hoyo de egoísmo del que nadie puede salir; un encierro. De ahí, que el único escenario que se muestra durante toda la película son las cuatro paredes de la "celda", que crean gran sensación de agobio. A esto, también ayuda la música de tensión y los efectos sonoros, especialmente los sonidos al comer, que contribuyen a generar repulsión.
La película hace un guiño a la religión. En la escena en la que el protagonista va a comerse a su compañera, sus alucinaciones aluden a la última cena, repitiendo: "come mi cuerpo y bebe mi sangre"; también, Goreng asume el papel de Mesías - incluso sus alucinaciones se lo llaman en repetidas ocasiones - y se cree portador de un mensaje de solidaridad.
Por último, podría entenderse que El Hoyo critica los "siete pecados capitales": la soberbia y la avaricia de aquellos que están en los niveles "de arriba" y se creen mejores que los que están por debajo, por lo que comen sin pensar en ellos; la lujuria, plasmada en el sueño erótico que Goreng tiene con la mujer que baja cada mes en la plataforma, Miharu; la ira que siente Goreng cuando nadie cede a dejar comida para los niveles inferiores; la gula con la que comen "los de arriba"; la envidia que sienten "los de abajo" de los que están por encima y la pereza, encarnada en el señor Trimagasi -el primer compañero de celda del protagonista -, que evita pronunciar dos palabras seguidas para no cansarse.
Es una película que deja lugar a la libre interpretación. Aunque una cosa tenemos asegurada. No es el amor. Es el hambre lo que mueve el mundo. El hambre y el instinto de supervivencia que nos obligan a hacer cosas repulsivas que jamás imaginaríamos.